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La Carta Robada

Un novato tratará de vencer haciéndole buscar a sus adversarios los nombres escritos con las letras más pequeñas; pero el jugador experto escogerá las palabras que con grandes caracteres, suelen atravesar el mapa. Así sucede con los anuncios y carteles que en las calles tienen letras enormes, y que escapan a nuestra observación por ser precisamente muy notables. La inadvertencia física del ojo es similar a la percepción mental, por lo que a menudo, al intelecto le pasan desapercibidas consideraciones demasiado evidentes. Este concepto parece ajeno a la comprensión del prefecto. Jamás se le ocurrió que el ministro hubiese dejado la carta expuesta a las naríces de todo el mundo, precisamente para impedir que le vieran.

La Carta Robada (Edgar Allan Poe, página 23, editorial planeta, ISBN: 978-987-07-1661-7)

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