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Todo y Nada – Textos Selectos

El único camino que veo que las actividades y los gustos humanos se libren de los Gobiernos es la pulverización de la humanidad en un millón de municipios de 1.000 a 2.000 convivientes.

Todo y Nada (Textos Selectos, Macedonio Fernández, página 311, editorial Corregidor, ISBN: 978-950-05-1181-0)
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La Huminidad de la Fiesta Pobre hacia la Fiesta Perfecta – Textos Selectos

La única forma de terminar con el Capitalismo engreído sería declarar a un hombre propietario de todo lo que hay en el mundo, y a todos los hombres sus inquilinos. Entonces ese individuo se moriría de rabia al no poder canallear, ni ganar nada con destruir una cosecha de café o tabaco o viñas. Y por un segundo acto declararía dueños a todos, para poder volver al deleite de robarlos y usurearlos.
Pero me es más repugnante el individuo que al mismo tiempo que es dinerista es político. Los millonarios desdeñan ser presidentes o reyes o ministros; los consideran como parte del servicio doméstico, desdeñan echar discursos moralizantes. Lo repugnante es el presidente o ministro que trafican, dirigen sociedades anónimas.
Lo que quiérese hoy es Vivir Otra Cosa. Ya hemos vivido el urbanismo, el maquinismo, el gubernismo, el religiosismo, el cientificismo, el arte casi totalmente académico, la humanidad en acumulaciones, el Presidente por electoralismo y para el electoralismo o Presidente Gobernado, el ultracapitalismo, el comunismo, el totalitarismo con o sin libertad de esfera no-económica. Lo que no nos han dejado vivir es la Dispersión humana. la soledad relativa. la naturaleza, la familia.

La Huminidad de la Fiesta Pobre hacia la Fiesta Perfecta (Textos Selectos, Macedonio Fernández, página 302, editorial Corregidor, ISBN: 978-950-05-1181-0)
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Soliloquio Literario – Textos Selectos

No sabría decir todavía, qué es más asombrosamente infinito, menudo, prolijo, si lo que se puede saber o lo que se puede ignorar. A los setenta años de tomar mates todos los días, no encuentro la solución que mi garganta me pide para el sorbo perfecto de tisana de yerba; no sé si me falta una algo diferente yerba, una colocación más apretada o floja de ella, una bombilla más corta o larga o estrecha, una temperatura más o menos caliente, una dirección dentro de la boca del sorbo salido de la bombilla, un sorbo más grande o más pequeño, o casi quemante, etcétera. Lo único que me falta, es haber nacido sabiendo todo esto, congénitamente.
Que se pueda saber la edad de un árbol nacido hace miles de años, y que se pueda ignorar una cosa tan íntima, cotidiana, inmediata, como cúal es el sorbo de mate que una garganta que se usa hace setenta años hallaría satisfactorio del todo: ¿qué es más asombroso? Pero en materia de conocimiento es una vacuidad hablar de asombros de que algo sucede o se niegue a suceder. Porque, ¿qué derecho tenemos a haber supuesto en un caso dado que algo era más difícil de acontecer y ser sabido, de acontecer y ser ignorado. que otro algo?
Lo mismo se puede morir de esto que de cáncer. Pero perdería ostentosidad la medicina si tuviera que decir en el certificado de fallecimiento que la persona ha muerto porque proyectaba mal sobre el fondo de la garganta el sorbo del mate amargo que usaba todas las mañanas.

Soliloquio Literario (Textos Selectos, Macedonio Fernández, página 285, editorial Corregidor, ISBN: 978-950-05-1181-0)
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El Evangelio del No-Creer (Textos Selectos)

Creer menos. Hay que crear un fanatismo del no creer; el pueblo ya lo tiene en una desconfianza total de políticos, burócratas, periodistas, universitarios, catedráticos, oradores eclesiásticos. (Los jóvenes burgueses o ricos o estudiantes, gente libresca, son más fácilmente crédulos).

El Evangelio del No-Creer (Textos Selectos, Macedonio Fernández, página 285, editorial Corregidor, ISBN: 978-950-05-1181-0)
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El Evangelio del No-Creer (Textos Selectos)

Y dice, lo primero, el Sabio, que no es tal bien para los jóvenes enseñarles a Creer y Respetar, sino en cambio a Conocer y Amar, no debiendo sin ello creer y respetar, sin motivo y sentimiento, lo que no conocen ni aman. Y amamos lo que nos fue bueno y conocemos lo que prolijamente examinamos; y el examen debe partir de la denegación: «no creo, no me consta»; nada de creencias gratis; particularmente los jóvenes cuidarse de los ya desjóvenes y endurecidos: no regalar credulidad.

El Evangelio del No-Creer (Textos Selectos, Macedonio Fernández, página 283, editorial Corregidor, ISBN: 978-950-05-1181-0)