Y dice, lo primero, el Sabio, que no es tal bien para los jóvenes enseñarles a Creer y Respetar, sino en cambio a Conocer y Amar, no debiendo sin ello creer y respetar, sin motivo y sentimiento, lo que no conocen ni aman. Y amamos lo que nos fue bueno y conocemos lo que prolijamente examinamos; y el examen debe partir de la denegación: «no creo, no me consta»; nada de creencias gratis; particularmente los jóvenes cuidarse de los ya desjóvenes y endurecidos: no regalar credulidad.
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