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Textos Subrayados

La resistencia

Miles de hombres se desviven trabajando,cuando pueden, acumulando amarguras y desilusiones, logrando apenas sostenerse un día más en la precaria situación mientras casi no hay individuo que tras su paso por el poder no haya cambiado, en apenas meses, un modesto departamentito por una lujosa mansión con entrada para fabulosos autos. ¿Cómo no les llega la vergüenza?

Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa.Los hombres necesitan que nuestra voz se sume a sus reclamos. Detesto la resignación que pregonan los conformistas ya que no es suyo el sacrificio, ni el de su familia. Con pavor he pensado en la posibilidad de que, como esas virulentas enfermedades de los siglos pasados, la impunidad y la corrupción lleguen a instalarse en la sociedad como parte de una realidad a la que nos debamos acostumbrar. ¿Cómo hemos llegado a esta degeneración de los valores en la vida social? Cuando fuimos niños aprendimos el comportamiento viendo a los hombres que simplemente cumplían con el deber —una expresión hoy en desuso— esperando recibir una recompensa digna por su trabajo, pero que nunca hubieran aceptado ningún soborno. Eran personas con dignidad: no se hubieran metido en el bolsillo lo que no les correspondiera, ni hubieran aceptado sobornos ni bajezas semejantes.

Quienes se quedan con los sueldos de los maestros, quienes roban a las mutuales o se ponenen el bolsillo el dinero de las licitaciones no pueden ser saludados. No debemos ser asesores de la corrupción. No se puede llevar a la televisión a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de los niños. ¡Ésta es la gran obscenidad! ¿Cómo vamos a poder educar si en esta confusión ya no se sabe si la gente es conocida por héroe o por criminal? Dirán que exagero, pero ¿acaso no es un crimen que a millones de personas en la pobreza se les quite lo poco que les corresponde? ¿Cuántos escándalos hemos presenciado, y todo sigue igual, y nadie —con dinero— va preso? La gente sabe que se miente pero parece una ola de tal magnitud que no se la puede impedir. Esto hace sentir impotente a la gente y finalmente produce violencia, ¿hasta dóndevamos a llegar?

Ernesto Sabato (La resistencia, páginas 103-106, Planeta: ISBN 978-950-731-690-6)
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Números

Calidad Institucional

La cámara de Diputados del Congreso Nacional Argentino debe seccionar ordinariamente cada miércoles desde el 1 de Marzo al 30 de Noviembre, esto es apróximadamente 32 veces al año.

Los registros de cumplimiento de sus responsabilidades son:

  • 2007: 18 sesiones. Diputado con menos presencias: CORNEJO, Alfredo Víctor de UCR  (3 asitencias)
  • 2008: 22 sesiones. Diputado con menos presencias: BARAGIOLA, Vilma Rosana de UCR  (6 asitencias)
  • 2009: 13 sesiones. Diputado con menos presencias: BARRIONUEVO, José Luis de NACIONAL SINDICAL (2 asitencias)
  • 2010: 18 sesiones. Diputado con menos presencias: KIRCHNER, Néstor Carlos de Frente para la Victoria (2 asitencias)

El período de 4 meses de inactividad por año del cual goza el Congreso Nacional Argentino data de mediados del siglo XIX, cuando los congresales tardaban meses en trasladarse desde las provincias más lejanas hacia Buenos Aires.

Fuentes: 1

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Literatura

La política de desplegar el ejército, en política.

Ayer o el martes, mi amigo y Maestro Oscar,  me contó que durante la primeras dinastías chinas se solía determinar el vencedor de una batalla de acuerdo al tamaño de su ejército y sin la necesidad de acometer el combate. Sendos ejércitos se desplegaban enfrentados en el campo de batalla y se contemplaban mutuamente, hasta que el líder de uno de ellos decidía retirarse ante la intimidante superioridad numérica del ejército opositor.

En estos tiempos las contiendas políticas tienen mucho de aquello, de ejércitos y de batallas sin combates. El acto contemplativo de las batallas chinas de antaño se reemplazó por la lectura de encuestas de intención de voto que empujan al  líder político de turno a permanecer o retirarse.

Proyectando esta tendencia. ¿Llegará el momento en que las elecciones en si no sean necesarias, y que el candidato político ganador se decida por mera «contemplación» de las encuestas?. ¿Invencible entonces será  aquel que pueda manipular esas encuestas?

Apelando nuevamente a evidencia histórica  inexacta, fueron tan solo 300 espartanos quienes vencieron a miles de persas; fue el ejercito argentino, superado en número y armamento, quien venció o espantó a las tropas anglo francesas en la Vuelta de Obligado. Los mismos chinos, en dinastías ulteriores, combatían para determinar el ganador de las batallas independientemente del tamaño de sus ejércitos.

Lo mejor parece ser que sigan existiendo elecciones y entender que algunas fuerzas políticas implementan la estrategia especulativa de desplegar el ejército en política a través de encuestas (no siempre veraces) para evitar el combate o al menos para disminuir las fuerzas opositoras. Quizás los 300 espartanos no hubieran peleado si hubieran visto las encuestas o quizás si las vieron y por eso eran solo 300 …

Tomando la licencia de extrapolar este comportamiento extraño y milenario a otras disciplinas, es divertido imaginar por ejemplo, partidos de fútbol que se decidan por “contemplación” de las habilidades de sus jugadores. En estos particulares encuentros los jugadores entran a la campo de juego no para disputar el partido de fútbol, sino para realizar movimientos individuales con y sin la pelota. Mientras esto ocurre, en el centro del campo los directores técnicos de ambos equipos intentan convencerse el uno al otro de porque su equipo debería ganar el partido. En este tipo de partidos es muy importante contar con suplentes de prestigio, ya que en muchas ocasiones referencias a  posibles cambios son los que terminan inclinando la balanza por el equipo ganador. Finalmente, luego de un debate de unos 10 minutos de duración, uno de los directores técnicos decide retirarse a los vestuarios junto con su equipo ante la indiscutible superioridad de su rival. Esta es la señal que esperan los espectadores para anoticiarse de que su equipo ha sido el vencedor y desatar los festejos en la tribuna.  Se cuenta que en una oportunidad un equipo sufrió una expulsión, pero esa historia puede explicarse mejor en otro cuento.