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Borges: Develaciones

…el propósito de abolir el pasado ya ocurrió en el pasado y (paradójicamente) es una de las pruebas que el pasado no se puede abolir. El pasado es indestructible; tarde o temprano vuelven todas las cosas y una de las cosas que vuelven es el proyecto de abolir el pasado.

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Ni la venganza ni el perdón ni las cárceles ni siquiera el olvido pueden modificar el invulnerable pasado.


Félix della Paolera (Borges: Develaciones, página 27, Fundación E. Costantini: ISBN 987-97677)
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La pertpetua carrera de Aquiles y la Tortuga

Recordemos, ahora, la paradoja de Zenón de Elea, discípulo de Parménides.
Aquiles corre diez veces más ligero que la tortuga y le da una ventaja de diez metros. Aquiles corre esos diez metros, la tortuga corre uno; Aquiles corre ese metro, la tortuga corre un decímetro: Aquiles corre ese decímetro, la tortuga corre un centímetro; Aquiles corre ese centímetro, la tortuga corre un milímetro; Aquiles el milímetro, la tortuga un décimo de milimetro y así infinitamente, sin alcanzarla…

La paradoja de Zenón de Elea, según indicó James, es atentatoria no solamente a la realidad del espacio, sino a la más invulnerable y fina del tiempo. Agrego que la existencia en un cuerpo físico, la permanencia inmóvil, la fluencia de una tarde en la vida, se alarman de aventurar por ella. Esa descomposición, es mediante la sola palabra ‘infinito’, palabra (y después concepto) de zozobra que hemos engendrado con temeridad y que una vez consentida en un pensamiento, estalla y lo mata. (Hay otros escarmientos antiguos contra el comercio de tan alevosa palabra: hay la leyenda china del cetro de los reyes Liang, que era disminuido en una mitad por cada nuevo rey: el cetro, mutilado por dinastías, persiste aún). Mi opinión, después de las calificadísimas que he presentado, corre el doble riesgo de parecer impertinente y trivial. La formularé, sin embargo: Zenón es incontestable, salvo que confesemos la idealidad del espacio y del tiempo. Aceptemos el idealismo, aceptemos el crecimiento concreto de lo percibido, y eludiremos la pululación de abismos de la paradoja.
¿Tocar a nuestro concepto del universo, por ese pedecito de tieniebla griega?, interrogará mi lector.

Jorge Luis Borges (1932, Discusión, Obras Completas III, página 273, Editorial Sudamericana: ISBN 978-950-07-3492-9)

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Discusión

En Sumatra, alguien quiere doctorarse de adivino. El brujo examinador le pregunta si será reprobado o si pasará. El candidato responde que será reprobado… Ya se presiente la infinita continuación.

Jorge Luis Borges (1932, Discusión, Obras Completas III, página 322, Editorial Sudamericana: ISBN 978-950-07-3492-9)